El nivel del río Paraguay en Asunción se ubicó a solo 23 centímetros de su punto considerado crítico. Hasta la víspera, el Comueda y la SEN ya evacuaron a 2.838 familias de las distintas zonas inundadas.
La altura del agua del río Paraguay en Asunción llegó ayer a 5,27 metros, ubicándose a solo 23 centímetros de su punto crítico, con lo que expulsa prácticamente a las últimas familias que salen de las zonas ribereñas en forma masiva a buscar tierra firme para instalar sus viviendas provisorias.
El creciente número de damnificados por la crecida de nuestro principal afluente hídrico, que ya llegó a 2.838 afectados, también eleva la tensión entre los mismos al tratar de acceder a algún espacio en los refugios y campamentos habilitados por la Secretaría de Emergencia Nacional (SEN) o el Consejo Municipal de Emergencias y Desastres de Asunción (Comueda).
En el albergue de RI 14, el movimiento de camiones, carros tirados a caballos y motocarros transportando muebles, electrodomésticos, colchones, frazadas, entre otros, era incesante en la víspera.
Cualquier espacio, aún aquellos que están en medio de un barrial, es aprovechado para levantar las casitas de terciada y techos de zinc.
En ese punto se produjeron agrias discusiones entre personas que afirmaban que eran excluidas por Magdalena Mignarro, quien afirma ser la coordinadora de los pobladores para ser asentadas en el lugar. La misma rechazó tal acusación y señaló que a esa gente ya se le había advertido que debía salir de sus zonas inundadas y que ahora que les alcanzó el agua recién lo hacen.
INTERVENCIÓN. La directora del Comueda, Nidia López, se hizo presente en este refugio para poner paños tibios a la situación que a cada momento iba subiendo de tono.
La misma aclaró que los materiales que se entregan y los sitios para las viviendas son administrados por la dependencia de la Comuna capitalina a su cargo y por la SEN.
«La situación se presenta bastante difícil. A la gente se le venía previniendo que el río iba crecer mucho más, pero hasta último momento las personas no querían salir. Es cierto que ahora se nota mucho desorden y nervios, pero esto es normal en los trabajos sociales», precisó.
Indicó que los puntales, chapas y madera terciada se entrega a aquellas familias que deciden establecerse en los refugios habilitados, no así a los que van a vivir a lo de algún pariente o decide alquilar alguna casa.
«Si se actúa con violencia o se entra en el campo de las acusaciones, no vamos a conseguir nada. Hay muchos niños y gente de la tercera edad entre los damnificados y mientras más perdamos el tiempo en cuestiones estériles, será peor», puntualizó.
Anunció que en el refugio San Felipe, en la zona de la Chacarita, cuentan todavía con mucho lugar para reubicar a más gente.
Fuente: Ultima Hora