viernes, mayo 3, 2024

Asadito con sabor a libertad en busca de la reinserción

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Se trata de un hombre que hace 9 años está privado de libertad en Tacumbú y quien apuesta por una oportunidad para salir adelante preparando asaditos.

Amalio Castillo González tiene 41 años y hace 9 años está privado de libertad en la Penitenciaría Nacional de Tacumbú, donde se saborea un peculiar menú. El hombre puso un local de parrillada con el tradicional asadito paraguayo hecho de trocitos de carne vacuna, cerdo o pollo y que es el deleite de los internos así como de las visitas que llegan al penal.

En el pabellón Libertad es habitual encontrar a Amalio vestido con un delantal y gorra al borde de su parrilla donde humean “asaditos” y cortes de asado, que son esperados con entusiasmo por unos 15 a 20 internos a la mesa que esperan para cenar. Con mucha pulcritud y amabilidad, él mismo sirve el plato con condimentos a discreción. El asadito cuesta 2500 guaraníes cada uno y un plato de asado, cerdo o pollo con ensalada ronda los 5000 a 7000 guaraníes.

El hombre se está preparando para afrontar la vida y se interesó por la gastronomía que aprendió de un experto cocinero peruano del penal. Ha tomado la mano al oficio con tal profesionalismo que también de mañana se ocupa de preparar caldos, tortillas, empanadas, marineras y ensaladas que se venden con mucho éxito a diario. Además de los bifes a caballo y tallarines de carne o pollo que prepara con un secreto de ingredientes para las visitas que ingresan a las privadas.

Sufrimiento y delincuencia

Amalio recuerda su dura infancia en medio de la pobreza y la muerte de su padre a los 8 años lo que le obligó a dejar sus estudios. A partir de ese momento, hizo changas junto a su hermano, vendiendo frutas y verduras en el mercado de abasto desde el amanecer. Una historia de sufrimiento y delincuencia pero que han cambiado muchas cosas desde entonces.

Prepara platos de asado con ensalada para los internos y las visitas. Foto: Gentileza.
Prepara platos de asado con ensalada para los internos y las visitas. Foto: Gentileza.

El hombre acepta sus errores y confiesa que lo más angustiante es que lleva dos años sin ver a sus hijas de 14 y 13 años. “Tengo días buenos y malos, pero ellas son mi inspiración, por eso les ayudo con alguna platita para que tengan una mejor educación y no cometan los mismos errores”, asegura.

Estando privado de su libertad, Amalio retomó los estudios en el penal y ya cursa el 3ro. de la Media, además ya aprendió Electricidad, Albañilería y Plomería dictados por el Servicio Nacional de Promoción Profesional (SNPP) y Enfermería de la Fundación Fe y Alegría. Todos implementados en el marco de los programas de reinserción del Ministerio de Justicia.

Negocio propio

Amalio señaló que una vez recuperada la libertad proyecta un futuro con un negocio propio, “Asado Castillo”, un lugar que haga honor a la carne, el asado y la parrilla en un concepto más tranquilo de vida en San Pedro.

“Me di una oportunidad de salir adelante ahora que mamá sigue con vida, sé que a pesar de su avanzada edad ella está contenta por eso. Quiero que me permitan volver a la sociedad y poder ayudar a los que no tienen ilusiones”, sostuvo.

Fuente: La nación.

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