viernes, julio 26, 2024

En casamiento comunitario, parejas se oficializan y se juran amor eterno

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Once parejas de Loma Merlo, Luque, se comprometieron ayer a amarse por siempre en una ceremonia especial.

La tardanza es normal en las futuras esposas vestidas de blanco, más aún en las novias de Loma Merlo, Luque, que ayer regularizaron el amor que sienten por sus parejas en un casamiento comunitario. Valió la pena la espera de casi una hora.

Cyndi López dejó a un lado su ramo de flores artificiales y tomó el caballo blanco de su madre. Para sorpresa de los invitados, así trasladó a otras cuatro novias hasta la Capilla San Pedro, donde sus futuros esposos las esperaban con nerviosismo en la primera fila.

Parejas se juran amor eterno. Foto: Fernando Calistro

Celso y Graciela, Cristóbal y María Liz, Humberto y Perla, Pedro y Damilce Claudelina, José María y Lorena, Juan y Graciela Soledad, más Fabio y Sonia, Gloria y Manuel, vecinos de Loma Merlo, dijeron sí quiero en el rito católico.

Ningún novio comulgó porque no se confesaron, pero sí recibieron un gracioso sermón del diácono Celso Cabrera, quien los exhortó a que esta unión no se quede solo en el álbum de recuerdos y les pidió que se amen aún más ahora que ya son esposos. «Ani oiko pendehegui la Shrek (No se conviertan en Shrek). Demostremos en los detalles el amor. Ani peje: ‘che ména che rayhu pero chembyepoti’ (no digan: mi esposo me quiere pero me pega). Todo lo contrario, el amor dignifica», señaló.

Hubo tantos besos como anillos. El sí quiero que retumbó en la capilla fue de Humberto Alfonso. «Nosotros ya teníamos que casarnos 15 años atrás, ahora nomás vamos a hacer legalmente todo. La verdad es que comimos toda la torta antes de tiempo», confesó Humberto, ahora marido de Perla Patiño, con quien engendró cinco hijos.

Parejas se juran amor eterno. Foto: Fernando Calistro

Perla es una de las 48 beneficiarias de la capacitación laboral ofrecida por Fundación Santa Librada, a través de su proyecto Ikatu, que busca que madres reciban formación espiritual y laboral. Así las nuevas esposas aprenden desde agosto cocina, peluquería y otros oficios, mientras sus hijos reciben apoyo escolar o acuden a la guardería.

La boda fue organizada por la institución como parte de la iniciativa. Otras tres parejas más firmaron el «libro negro» de matrimonio civil, al culminar la ceremonia religiosa, entre ellas la de Cyndi, porque no pudieron juntar sus papeles a tiempo.

Las felicitaciones se multiplicaron así como los kilos de arroz arrojados al final de la gran boda, que fuera soñada por todos los esposos que nunca antes se habían animado a oficializar su situación por falta de medios. ¡Que vivan los novios!

 

Fuente: Ultima Hora

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